Una de las ventajas de los implantes dentales, comparando con otros tratamientos, es que se conectan con el hueso mandibular. Esta conexión no es la misma que la de los dientes originales, mediante la integración se puede llegar a imitar una forma muy parecida.
Al perderse un diente el hueso comienza a reducirse dado que la raíz dental ya no estimula la zona. Cuando se emplea titanio, material biocompatible que se puede unir al hueso, se consigue un pilar que cumple la función de la propia raíz dental.
¿Qué sucede cuando pierdes un diente?
Al perderse un diente trasero no debes caer en el error de pensar que no tienes que reemplazarlo, ya que piensas que no se ve. Es muy importante reemplazar todos los dientes que se pierdan ya que todos cumplen una función en la masticación.
La pérdida del diente generará una pérdida de hueso en la zona afectada, pero además se puede llegar a perjudicar los dientes continuos. Ten en cuenta que los dientes crean una estructura para la cara y la pérdida dental puede generar que los dientes de los lados se terminen moviendo hacia el espacio vacío, provocando problemas estéticos y de masticación.
Además, dependiendo del diente que se ha perdido, se puede generar un cambio en la estructura facial o en la articulación temporomandibular. Si se pierden varios dientes seguramente se sufrirá una malnutrición.
Cuando vayamos a realizar un tratamiento para implantarnos dietes deberemos recordar que se necesitará un tiempo para que el implante se pueda adherir al hueso y así crear la osteointegración que requiere la colocación de la corona y así provocar una correcta masticación. Por esa razón, en algunos casos, los tratamientos pueden demorar unos meses- gracias a la técnica de carga inmediata se pueden obtener resultados en un solo día.